Por sus características físicas, la Ruda se encuentra englobada dentro de la familia de arbustos perennes. Su nombre científico es el de ruta graveolens siendo su penetrante olor el rasgo fenotípico más destacado.

La ruda también engloba a un total de 40 diferentes subespecies a nivel mundial. Todas y cada una de ellas comparten el rasgo físico de poseer una altura establecida entre los 20 y 60 centímetros, así como estar caracterizadas por sus hojas de forma bipinnadas o tripinnadas.

Otro rasgo elemental lo constituyen sus diferentes flores de un color amarillo vivo. Un rasgo únicamente visible durante la etapa más álgida de su periodo de floración.

Origen

Las propiedades nutricionales y alimenticias de esta planta son ampliamente conocidas desde la antigüedad. Los botánicos sitúan el origen de este grupo de especies en la cuenca del mar Mediterráneo. Desde allí, existen suficientes indicios históricos que permiten pensar que fue exportada a las regiones del sur asiático y la totalidad de la Macaronesia. Su utilización se encuentra documentada desde la época romana, medieval y cuenta además con el aval de figuras de talla global, tales como Plinio el Viejo, William Shakespeare, y Leonardo Da Vinci.

Propiedades medicinales

Desde el punto de vista medicinal, la Ruda posee un sistema orgánico integrado por diferentes flavonoides. Su extracción resulta recomendada y propicia para la etapa previa a la floración. Por sus propiedades regeneradoras, esta planta se utiliza para la regeneración de vasos sanguíneos.

De forma paralela, también resulta ser un excelente antihelmíntico, antidiarreico, antiinflamatorio, y antiespasmódico. No se recomienda su consumo en dosis elevadas ya que puede resultar tóxica. La mayoría de las infusiones de dichas especies poseen al consumo directo como contraindicación. En igual medida, también es indispensable no utilizarla durante el proceso de embarazo.

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Formas de uso o consumo

Por su alto grado de desaconsejo para el consumo directo esta particular planta posee una escasa presencia dentro de los sistemas gastronómicos mundiales. Si, por lo tanto, resulta visible y conocida para la resolución de problemas dentro del tracto digestivo.

A nivel inicial, esta planta se utiliza en composición aceitosa para tratar heridas de la piel, picadas y quemaduras. Para el sistema digestivo representa un excelente estimulante de la bilis, en igual medida que para problemas como el estreñimiento.

Otras variantes la sitúan dentro del ámbito de las soluciones antiespasmódicas, enfrentándose así a problemas como diarreas y cólicos estomacales. Se trata del único caso donde se considera sea administrada mediante el consumo de una infusión directa.

La ruda demuestra ser un excelente componente para el tratamiento de traumatismos de alcance leve. Esto incluye atenuar la sensación de dolor ante episodios como caídas bruscas y quemaduras en diversas partes del cuerpo. No menos importante resulta su aplicación y efectos sobre el sistema circulatorio. Sobre tal sistema se destacan sus propiedades para el fortalecimiento de las paredes arteriales y, por supuesto, la optimización del flujo sanguíneo a nivel general.

 

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